Quien Habla de las Tormentas que Vienen | Editorial

Las campañas por la presidencia municipal de Acapulco están a todo lo que dan, y la verdad, no dan mucho sobre qué pueden realmente hacer en torno a la complicadla problemática que se vive en el puerto.

En el caso de la reelección de la actual alcaldesa, su administración no pudo antes ni después del Otis, darle solución tangible a los problemas que le competen: prevención del delito, alumbrado público, recolección de basura y el suministro de agua potable con drenaje eficiente.

Acapulco está con las entrañas abiertas, porque los años de corrupción y anarquía en la que ha vivido nos expusieron más con el paso del huracán, mostrando un problema mucha más complejo, por lo que las actuales ofertas políticas para la presidencia municipal se quedan cortas.

Los pronunciamientos electorales hacia los acapulqueños apelan más a las emociones, las tratan de elevar al máximo para que ese sea el pivote para salir a votar, lo cual es triste.

Porque ninguno se atreve a decir que hay un Ayuntamiento quebrado, con un disfrazado estado de recuperación con pagos vencidos, pero que en la realidad tiene una baja captación de recursos vía aportaciones oficiales de los diferentes niveles, y no se diga de los recursos propios, porque además, hay una economía dañada.

Una iniciativa privada abandonada y exprimida, aunque haya pequeños grupos de privilegiados a los que se les dan todas las facilidades y descuentos. Hay una sociedad que vive con miedo todo el tiempo, aunque se le diga que así está todo el país. Hay pues la idea de normalizar la precariedad en que vivimos en el puerto.

Y por si fuera poco, es un hecho que Acapulco se encuentra vulnerable ante las próxima temporada de lluvias y huracanes. Y a ninguno de los (las) candidatos (as) se les ha visto hablar de lo que harían al respecto, siguen en la misma dinámica de hablar de generalidades.

Sin duda es indispensable un pacto social en Acapulco más allá de los discursos políticos. Más allá de aferrarse o llegar al poder.

Aunque también parte de la sociedad organizada le está quedando a deber la ciudad, cuando se les ve llevando candidatos (as) para alabarlos o decirles que corporativamente votarán por esa opción.

Por eso, con mayor razón, se debe de razonar con cuidado por quien votar, a quien elegir… y que no nos vayan a usar a los acapulqueños, como lo han acostumbrado los últimos (as) inquilinos (as)  del Ayuntamiento, como trampolín para buscar la gubernatura del estado en tres años.

 

#VamosVOTA