
Valeria Aylin Hernández Muñoz
Resignificar para reescribir: La identidad narrativa según Paul Ricoeur como herramienta para sanar, transformar y reconstruir.
¿Cuándo fue la última vez que volviste a tu pasado?, no para habitarlo ni vivir en él sino para mirarlo desde otra perspectiva. Resignificar es un acto naturalmente humano que implica dotar de otro significado e interpretación a personas, momentos, lugares, objetos incluso sentimientos con la finalidad de sanar, cerrar ciclos o simplemente comprender desde otro lugar con otros ojos.
Me parece muy importante rescatar que si bien, no podemos cambiar el pasado pero sí cómo impacta y vive dentro de nosotros, porque nuestro pasado no nos define pero siempre formará parte de nuestro ser; y el interiorizar esta premisa puede hacer la diferencia.
En este artículo, hablaremos sobre una dimensión muy importante de la resignificación: La identidad narrativa, es decir, cómo nos contamos a nosotros mismos lo que fuimos y lo que somos. Me permito retomar como eje central de esta reflexión al filósofo francés Paul Ricoeur, quien puso sobre la mesa un concepto de suma importancia que a día de hoy nos ayuda a comprender la identidad humana: La identidad narrativa. Según Ricoeur, no somos entes fijos con una esencia inmutable sino sujetos que se relatan, que cuentan historias a través y con el tiempo, puesto que es justo de esta manera en la cual los hilos de nuestra identidad se entretejen para dar pie a narraciones que versan sobre nosotros y nosotras mismas, lo que otras personas nos han contado y las que decidimos relatar de manera diferente.
Resignificar, desde esta perspectiva, es una posibilidad constante de reconstrucción; podemos partir de cualquier herida, fracaso, traición, decepción o pérdida, y mirarlo desde un nuevo ángulo para así transformar su impacto en nuestro diario vivir. Me permito hacer hincapié, en que esta resignificación no es una apertura al olvido o negación, sino una oportunidad de integrar activamente al presente: el pasado.
“El ser humano es un ser de narración. Se comprende a sí mismo en la medida en que se narra su propia historia.”?—Paul Ricoeur
Partiendo de esta premisa, podemos decir que la identidad es un sujeto dinámico, que se reescribe con el paso del tiempo, no a base de invenciones sino con ayuda de la conciencia y el propósito. Resignificar es un acto de libertad narrativa y simbólica. Es poder decir: “Esto ya no significa lo mismo para mí”, y con ello, decidir liberar emociones atrapadas, actualizar el sentido de las cosas, transformar el dolor en comprensión o incluso en belleza y empoderar a tu Yo del presente.
Este proceso no es inmediato, puesto que requiere tiempo, conciencia, y muchas veces, acompañamiento. Pero es una vía segura hacia la reconciliación con nosotros mismos y con nuestras circunstancias y en esa decisión de hacer algo distinto con lo vivido, reside una de las formas más genuinas de transformación y catarsis: el amor propio.
Y tú, ¿qué historias te estás contando hoy que merecen ser reescritas?