Es cierto que en Acapulco se han estado haciendo obras en la vía pública de manera constante desde el paso de los huracanes Otis y el John por parte de los tres niveles de gobierno. Pero también es cierto que muchas de ellas no las han hecho de la mejor manera, motivo por el cual tienen que reabrirlas constantemente.
Vamos con un ejemplo la parte que se abrió desde el Office Max hasta donde era Disco Beach, en cada uno de esos extremos, principalmente el de Disco Beach se abre y cierra constantemente por reparaciones. Otro es el tramo frente a la exUniversidad Americana de Acapulco que tiene hundimientos.
Ahora, es el turno de una vez más en Av. Universidad, donde está una mini glorieta justo al lado De la Iglesia Cristo Rey. Pues ya reabrieron y están sacando unos tubos al parecer colapsados, con lo cual además de generar problemas viales e inconformidad ciudadana, también es un doble o triple gasto que alguien tiene que solventar.
A los trabajos del gobierno municipal, estatal y federal, ahora se suman los de Fonatur, que prácticamente se maneja de manera independiente. La verdad es que se agradece que haya interés en reconstruir a Acapulco, pero no a cualquier costo o sin que sean en verdad acciones que beneficien y se hagan de manera transparente y eficiente.
La destrucción de banquetas y nueva construcción en la avenida costera y algunas calles aledañas, hasta donde se sabe, no hay un plan que haya sido presentado a la sociedad porteña. De ahí que hay diversas inconformidades, desde la calidad del material, la falta de planeación para que se deje la estructura de cableado subterráneo, hasta el conocer costos y qué empresas están realizando los trabajos.
Como que ya es hora de que la sociedad civil organizada de Acapulco vaya teniendo una participación más activa, ante tantas acciones oficiales, que como estamos viendo, algunas de ellas han dejado mucho que desear.