¿Por qué sí debemos votar por nuestros Jueces, Magistrados y Ministros?

Por José Manuel Linares Espil.

El presente artículo está escrito con un lenguaje claro, directo y de fácil comprensión; especialmente para ti que tienes duda en ejercer o no tu voto.

En los próximos días, México se enfrentará a una de las decisiones más trascendentales en la historia reciente de su sistema de justicia: por primera vez, los ciudadanos acudirán a las urnas para elegir directamente a Jueces, Magistrados y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esta reforma, impulsada por el actual gobierno federal, ha generado intensos debates en todo el país. Pero más allá de los matices jurídicos y políticos, hay una pregunta que todos debemos hacernos como ciudadanos: ¿vale la pena votar por quienes imparten justicia en nuestro país? La respuesta es SÍ. Y aquí te explicamos por qué.

  1. Porque la justicia también debe ser democrática de acuerdo a la reforma.

Durante años, los órganos del Poder Judicial han sido percibidos como inaccesibles, lejanos y, en ocasiones, ajenos a las necesidades del pueblo. El sistema actual ha sido criticado por su opacidad, por los favoritismos en los nombramientos y por la falta de representación de las regiones más marginadas.

Según una encuesta de Enkoll realizada en mayo de 2025, aunque el 86% de los ciudadanos sabe que habrá elecciones judiciales el 1 de junio, solo el 48% conoce la fecha exacta y un 77% no reconoce a los candidatos. A pesar de ello, un 72% considera necesaria la elección judicial.

El jurista Diego Valadés, exministro de la Suprema Corte, ha señalado: “El Poder Judicial debe abrirse más a la sociedad y rendir cuentas. La designación cerrada genera una cultura judicial autorreferencial y alejada del pueblo.”

  1. Porque el Poder Judicial tiene un impacto directo en tu vida.

Aunque parezca que los Jueces trabajan en un mundo aparte, sus decisiones afectan todos los aspectos de nuestra vida cotidiana: los derechos laborales, el acceso a la salud, la educación, los juicios por violencia familiar, las controversias entre empresas, las resoluciones sobre pensiones, y mucho más.

Según el Censo Nacional de Impartición de Justicia Federal y Estatal 2024 del INEGI, en 2023 se registraron más de 330,000 delitos en causas penales ingresadas a los órganos jurisdiccionales. En el ámbito estatal, el delito de violencia familiar fue el más frecuente, representando el 17% del total.

Como señala la académica Ana Laura Magaloni: “La justicia no es un asunto de élites; es una necesidad de todas las personas. Y por eso, el pueblo debe tener voz sobre quiénes la imparten.”

  1. Porque necesitamos romper el círculo de la impunidad.

Durante décadas, la impunidad ha sido uno de los mayores males que enfrentamos como país. Casos de corrupción sin castigo, feminicidios sin sentencia, delitos ambientales sin responsables.

En 2024, México obtuvo una calificación de 26 puntos sobre 100 en el Índice de Percepción de la Corrupción, ubicándose en la posición 140 de 180 países. Además, Human Rights Watch reveló que el 90% de los homicidios en México no son castigados.

El investigador Edgar Cortez Morales sostiene: “Mientras los jueces no sientan que su actuación está sujeta al escrutinio del pueblo, la justicia seguirá siendo una excepción y no una regla.”

  1. Porque con participación, hay exigencia y vigilancia.

Votar no significa entregar un cheque en blanco. Significa asumir el compromiso de observar, exigir, y dar seguimiento al desempeño de los jueces electos.

Un estudio del Observatorio Electoral Judicial en mayo de 2025 alertó sobre deficiencias en el proceso de elecciones judiciales, señalando inequidad y complejidad en las boletas.

El constitucionalista Pedro Salazar Ugarte ha dicho: “El riesgo no está en que el pueblo elija mal, sino en que los ciudadanos no se informen. Pero eso se corrige con educación cívica, no con exclusión democrática.”

  1. Porque el voto informado puede transformar el sistema.

Es cierto: el riesgo de que esta reforma se pervierta existe. Puede haber manipulación o captura política. Pero eso no se resuelve absteniéndose, sino participando con mayor responsabilidad.

Organismos como Borde Político, Fundar, Artículo 19 y el INE señalan que el éxito del proceso radica en filtros de idoneidad, campañas reguladas y debate público abierto.

Conclusión.

No se trata de defender una reforma ciegamente, o estar en contra de la misma a toda costa; sino de asumir el papel que nos corresponde en una democracia: participar, decidir, transformar. Votar por Jueces, Magistrados y Ministros no es una amenaza al Estado de Derecho si se hace con reglas claras, con participación ciudadana activa y con garantías institucionales. Al contrario, puede ser el inicio de una nueva era de justicia cercana, incluyente y responsable. En estas elecciones históricas, la abstención es el verdadero riesgo.

Porque la justicia no debe ser privilegio de unos pocos. Porque es hora de dejar de ser espectadores. Porque el futuro del país también se escribe en los tribunales. Por todo eso y mas, SÍ hay que ir a votar, seguro nos vemos en las casillas el día de la elección.