La seguridad de UNA, será la vulnerabilidad de todas

Aleida Alarcón

aleidaad@outlook.com

 

La violencia del mundo ha tenido grandes capítulos en la historia, en donde su máxima expresión es la guerra, y que la misma guerra es ocasionada por la multifactorialidad política, social, económica pero más allá existe el ejercicio del poder.

La violencia en México también tiene multifactores al igual número de sus causas, que hoy el gobierno tiene en su agenda, sin embargo, la misma violencia se manifiesta en multidimensiones y en las mujeres se puede identificar este acto ascendente.

La violencia ejercida en la presidenta se llama acoso sexual dentro del encuadre del tipo de violencia, pero esta la simbólica donde nos muestra cómo seguimos siendo las mujeres vulnerables en el día a día en nuestro desarrollo humano, sin importar la posición que ocupes en la sociedad de este país.

Esta misma violencia dentro del encuadre de la seguridad nacional, por la embestidura de la Comandanta Suprema también lleva sus simbolismos; porque es grave, y viene la pregunta: ¿cómo el “cuerpo de ayudantía del presidente” de la SSPC a través de la Guardia Nacional que hoy por ley tiene que hacer de este, su trabajo, eficiente y eficaz, tuvo un error?

La lectura de la violencia sistémica, porque seguimos siendo las mujeres vistas como objeto, subordinadas, propiedad.  Y hoy, lo volvió a vivir Claudia Sheimbaun, grave, gravísimo; todas las mujeres del país estamos empáticas con la presidenta de México, vivimos esas violencias todas, sin importar espacios, mujeres que hacemos el día a día y también tenemos que luchar por evitar ser víctimas del acoso.

Y ella, la presidenta, hizo de esta tragedia un área de oportunidad donde el marco jurídico, la atención a las causas y la implementación de estrategias que focalicen la violencia hacia las mujeres vuelva a tener actualización, trabajo de armonización y colaboración con los gobiernos locales, a efecto de “blindar” a las mujeres y tener esos instrumentos ante la ley para disuadir las violencias de mujeres.

En el enfoque de la seguridad, es aún mayor la gravedad, por lo serio del acto que muestra la vulnerabilidad a la seguridad y a la vida de la presidenta de la República de los Estados Unidos Mexicanos, pensar ese escenario distinto no con la intensión del acoso, si no, más allá.

 

No se debe minimizar este acto, porque la lectura a una fragilidad frente a la población, hacia los estados nación, que en México, cualquier ser humano tiene la posibilidad de romper el círculo de seguridad de la mandataria del país, y pensaremos en que hoy el gobierno es más humanistas, pero también existen mandatarios en el mundo que tienen esta cercanía con el pueblo, pensando en el viejo continente de acuerdo al “Barómetro de confianza Edelman, de la Unidad de Inteligencia de The Economics” en el histórico reciente, Jacinda Arden de Nueva Zelanda fue considerada como un modelo empático por la gestión de la pandemia del COVID-19, así como la cercanía de la ciudadanía y la prensa; Sanna Marin de Finlandia sigue siendo referente de mantener dialogo abierto con jóvenes y mostrándose como una persona común. Y para América Latina, Gustavo Petro (de Colombia) y Gabriel Borich (de Chile) tienen esta cercanía ciudadana, pero sin desdibujar la presencia del profesionalismo de los cuerpos de seguridad que ayudan al presidente o presidenta a mantener esa seguridad para seguir caminando con la ciudadanía en el sentido estricto de la estabilidad.

La presidenta tiene hoy una gran oportunidad para hacer ese cambio hacia la violencia en contra de ella, de nosotras, de todas.  Sin perder la sistematización de su seguridad integral.