
DRA. MARICELA LÓPEZ TREJO
La Ciudad de México se viste de color y misticismo durante el Día de Muertos, una de las celebraciones más representativas de nuestro país. En esta ocasión el Turibús se convierte en el medio ideal para recorrer sus principales avenidas y disfrutar de la fusión entre modernidad y tradición que caracteriza a la capital.
El recorrido iniciamos en el Paseo de la Reforma, una de las avenidas más emblemáticas de la ciudad. Durante el Día de Muertos, sus glorietas se transforman en un festival visual de calaveras gigantes iluminadas, la exposición de alebrijes, asi como admirar los monumentos históricos como el Ángel de la Independencia, la Diana Cazadora y la Glorieta de Colón.
El recorrido continúa hacia el Parque de Chapultepec, un pulmón verde en medio de la ciudad. Este espacio histórico ha sido testigo de innumerables acontecimientos y hoy se llena de vida con altares dedicados a personajes ilustres de México.
Dentro del bosque, el Museo de Historia Natural de la Ciudad de México invita a explorar la evolución de la vida. El edificio, con su distintiva forma de caracol, alberga varias salas temáticas:
Sala de la Evolución de la Vida: muestra cómo surgieron las primeras especies. Sala de los Ecosistemas de México: presenta los diferentes hábitats del país. Sala del Universo y la Tierra: narra el origen del cosmos y la formación de nuestro planeta. Sala del Hombre: dedicada a la evolución humana y su relación con la naturaleza.
Cada espacio combina exhibiciones interactivas, fósiles, maquetas y proyecciones que fascinan tanto a niños como adultos, fomentando el respeto y la curiosidad por la ciencia y el medio ambiente.
Para concluir en el área degustamos platillos típicos. Una comida tradicional: tamales envueltos en hojas de maíz, acompañados de esquites sazonados con chile, limón y queso. Los sabores de Milpa Alta son un reflejo del México rural que sigue vivo entre los volcanes, uniendo el pasado con el presente a través de su cocina.
