Intervención Marshall en Acapulco, segunda parte…

Aleida Alarcón

aleidaad@outlook.com

 

La base política intervencionista de los Estados Unidos en los países devastados por la Segunda Guerra Mundial se construyó sobre ejes estratégicos orientados a la reinvención de una nueva zona geopolítica, asegurando su influencia en las relaciones internacionales de estos Estados-nación. En efecto, Estados Unidos buscaba consolidar su hegemonía en el viejo continente.

En un contexto diferente, pero con una lógica similar, el gobierno federal mexicano ha puesto su atención en el puerto de Acapulco tras la devastación ocasionada por el huracán Otis y Jonh. La reciente experiencia con el fenómeno meteorológico Erick, uno de los primeros de la temporada de huracanes 2025, evidenció una mejor capacidad de movilidad y coordinación del gobierno federal, permitiendo que los gobiernos locales ofrecieran respuestas más eficientes en materia de prevención de desastres. La ciudadanía ha demostrado una notable resiliencia, y la cultura de protección civil comienza a permear en los hogares de Acapulco y del estado de Guerrero. ¡Enhorabuena! Sigamos avanzando hacia una cultura de prevención y legalidad.

La intervención del gobierno encabezado por la presidenta Sheinbaum en Acapulco contempla fases, misiones y objetivos aún no del todo públicos, debido a la naturaleza estratégica de sus acciones. La iniciativa “Acapulco se transforma contigo” constituye la base de esta política de gobierno orientada a la recuperación del puerto, la reconstrucción del municipio y la promoción de la inversión en el sur del país, destacando el papel del puerto como nodo de conectividad con América Latina, América del Norte y la región del Pacífico.

Esta iniciativa se articula en torno a cinco ejes fundamentales:?a) Atención integral de la infraestructura y los servicios públicos,?b) Acapulco Seguro,?c) Transporte y movilidad sustentable,?d) Regeneración turística y hotelera, y?e) Estrategias para “Acapulco Renace”.

La región de Acapulco, tal como se delimita en esta propuesta, inicia con apoyos económicos directos a través de programas orientados a la reconstrucción, modernización y estabilidad económica. Estos programas abarcan desde infraestructura, tecnología y seguridad, hasta el bienestar de las familias. Al igual que en el Plan Marshall, el gobierno federal conoce el alcance de su estrategia de intervención y, sobre todo, posee los medios institucionales para implementarla.

Se han destinado recursos a todos los sectores mediante diversas dependencias. La figura del subsecretario de Turismo operando en campo, así como el papel destacado de las mujeres en tareas de coordinación y cooperación en temas turísticos, son señales del compromiso del gobierno. También se han impulsado proyectos económicos para pequeñas y medianas empresas, programas rurales dirigidos al campo, mesas de trabajo con el sector transporte y acciones concretas en materia de infraestructura carretera que buscan mejorar la conectividad y el desarrollo.

En este marco, la cooperación con los gobiernos locales es esencial. Sin embargo, persisten resistencias. Algunas posturas públicas —en el ámbito periodístico o político— apuntan a tensiones relacionadas con el mando federal, lo que genera retrasos y lentitud en el desarrollo de las zonas afectadas. Esto plantea preguntas cruciales: ¿Se resiste el gobierno local como lo hicieron en su momento algunos países de Europa del Este al Plan Marshall? ¿Quiénes se benefician de estas resistencias? Las respuestas solo podrán vislumbrarse con el tiempo, pues la gobernabilidad y la gobernanza deben evaluarse en ciclos completos de gestión.

El objetivo prioritario es claro: transformar Acapulco. Como lo enuncia la iniciativa, se busca que “Acapulco renazca”, sea seguro y se conecte eficientemente con la capital del país. La Ciudad de México, como centro político y estratégico del territorio nacional, es parte de esta agenda especial para la transformación del sur.

Finalmente, al hablar de la seguridad como intervención federal, debemos recordar que tiene historia. Pero abordaremos esa dimensión, al estilo del Plan Marshall, en la siguiente entrega. Lo cierto es que no puede haber seguridad sin prevención. En un mundo convulso que clama por la paz, desde el centro del país se movilizan quienes sembrarán y cosecharán ese anhelo. Hagamos conciencia. La experiencia con el huracán Erick demostró que la prevención es responsabilidad de todas y todos.