Cuando escribimos este editorial llevaba apenas un día de tres, de la realización del llamado AcaMoto, del cual nadie se hace responsable formal de su organización, dicen que sólo es una convocatoria a la cual acuden como tradición.
Entre el día previo y el primero de su desarrollo, se mencionaba la cantidad de 6 personas fallecidas a consecuencia de la imprudencia y anarquía que impera entre los motociclistas asistentes. Una de las que murieron, una mujer, fue atropellada en plena costera Miguel Alemán por la mañana, al inicio del segundo día del ¿evento?. Era una ciudadana de Acapulco que iba a su trabajo, es una vida la que se perdió a consecuencia del desorden que provoca el AcaMoto y que ninguna autoridad o dirigente de grupo, pueda considerar como un hecho aislado. Ya se rebasó cualquier límite.
Como que ya está bien que las autoridades se pasen la bolita, y que grupos organizados de comerciantes y hoteleros justifiquen la concentración anárquica de esos vehículos durante tres días en la principal vía del puerto, porque supuestamente dejan derrama, que sí, hace falta a la economía local, pero no debería se a ese costo.
Este año los motociclistas llegaron más intensos, provocadores y sintiéndose salvadores de la ocupación hotelera de Acapulco, dado que consideran que el destino turístico requiere de vacacionistas después del paso del OTIS y John, que dejaron devastado el sitio.
Están muriendo personas porque se ha permitido que cada día sea más anárquico el AcaMoto, se ha salido de control, lo quieran reconocer o no las autoridades correspondientes. ¿Qué más debe de pasar para que se haga algo en relación a ese supuesto evento?