Entre La Ideología, Pensamiento Y Razón. La Trilogía De Una Posible Interrogante

 

 

RAÚL SÁNCHEZ AGUIRRE

 

Dentro de las actividades cotidianas del individuo en sociedad, prevalece la comunicación, con el paso del tiempo configura y delinea determinado tipo de cultura que se transmite, preponderantemente a través del lenguaje, siendo esta la forma común de transmisión del conocimiento.

 

En algún momento cuestionamos, al igual que Harold Bloom: ¿Dónde se encuentra la sabiduría? Interrogante que me parece interesante porque generalmente estimamos tener siempre la razón, sustentando posturas rígidas, evitando la flexibilidad que permite con mayores oportunidades el análisis, reflexión y consolidación de acuerdos que favorezcan el bien común; preponderantemente para crecer como individuos e influir en el constructo sociocultural.

 

El tratadista mexicano Zunzunegui, acertadamente refiere que: “Nada atenta más contra la individualidad que la tiranía de las ideas. La libertad está más allá de todas las estructuras de la sociedad y la cultura (…).— La historia puede ser una herramienta ideológica para someter a los individuos a la dictadura del pasado y a la prisión de la identidad…”.

 

Las “ideas” como producto del raciocinio individual prevalecerán dependiendo del entorno social, quien se encargará de admitirlas o desecharlas según el contexto, siendo latente el modo, tiempo y lugar; tal y como sugiere el primero de los citados en su obra: “Cómo leer y por qué”.

 

Así, el efecto del actuar cotidiano individual (pragmático intelectual) corre el riesgo de ser comprendido y delineado con base en inconsistencias que sustenten corrientes ideológicas nuevas, consolidándose ambientes dispersos que nos lleven como colectividad al entendimiento equívoco de la idea original; es decir, la sociedad en su conjunto, con base en falacias, determinará como válido o inválido lo que “democráticamente” prevalezca dentro de un específico universo como lo refería de manera básica, en su momento, Platón. Aspectos que me recuerdan una de las temáticas sustentadas por la destacada jurista, también mexicana, Campos Miranda, cuando se refiere muy acertadamente al populismo punitivo.

 

En la actualidad, a la inteligencia artificial se le tiene como herramienta básica de gran utilidad en múltiples áreas; sin embargo, en gran medida producen errores específicos y engañosos conocidos como alucinaciones. Es ahí donde cobra relevancia el intelecto del humano y, sobre todo, el buen manejo de las emociones, conllevando el dominio de la resiliencia; todo ello, para realizar ejercicios neuronales que produzcan una acertada interpretación y argumentación pragmática que tenga repercusión cultural benéfica dentro de la sociedad.

 

Si estimas que tu circulo social, municipio, Estado o País se encuentra conflictuado, seguramente se debe a las consecuencias de nuestro propio actuar como individuos. ¿Qué estamos haciendo para mejorar como sociedad? Me parece que no es suficiente pensar que estamos bien con nosotros mismos. Tomemos en consideración que nuestras propias acciones producen efecto (bueno o malo) ante los demás.

 

La Real Academia Española precisa que la ideología es el “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.”; por su parte, el “pensar” implica: “Formar o combinar ideas o juicios en la mente. (…) Examinar mentalmente algo con atención para formar un juicio.” Y por “razón” debe entenderse al “entendimiento, raciocinio, intelecto, inteligencia, perspicacia, sagacidad, racionalidad, juicio. (…) Acto de discurrir el entendimiento.”

 

De ahí que, pensar permite la generación de ideas y tener razón, implica un ejercicio intelectual basado en datos comprobables que producirá un estado ideológico; mismo que repercutirá de manera positiva o negativa para sustentar la ideología.

 

Al respecto, resulta relevante destacar el pensamiento de Zizek cuando afirma que: “No existe la creencia común; lo que hay es la creencia en lo que los demás creen. Del mismo modo, el conocimiento es el conocimiento de lo que el otro conoce”.

 

En conclusión, la ideología, pensamiento y razón, como producto del intelecto humano constituyen elementos preponderantes para producir “cultura” dentro de una nación, así como influir en el consecuente bien común; de ahí que, dicha la trilogía permite una posible interrogante partiendo del actuar individual: ¿Tenemos la justicia y políticas públicas que nos merecemos derivado de nuestro actuar individual? Analicemos nuestro entorno y realidad mediante el autoanálisis evitando excusas y culpas infructuosas.