El Rumbo de la Seguridad en Guerrero y Acapulco | Editorial

Contra lo que muchos pudieran pensar, es necesario que se promueva una institución de seguridad pública más civil que militar. Y la última designación que realizó la gobernadora Evelyn Salgado de nombrar a su cuarto titular de esa dependencia con rasgos de carrera policial civil, es una buena señal. Los tres anteriores disponían de datos curriculares militares.

En la medida que los elementos de los cuerpos policiacos tiendan a ser más civiles, se certifíquen, depuren, capaciten, doten de armamento, mejores prestaciones sociales y salarios, se podría ir en el camino correcto.

Hay que ser honestos, dado el nivel de situaciones de riesgo que se viven principalmente en el puerto, la estrategia, principalmente federal sobre el tema de seguridad, no dista mucho de la de otros sexenios, las calles principales -no las colonias periféricas y consideradas peligrosas- están llenas de patrullas, retenes, son los mismos elementos, sólo han cambiado de nombre sus corporaciones y de uniforme sus elementos.

Los resultados están a la vista. Son datos trágicos que parece a nadie importarle. No es que se haya normalizado la percepción de esos hechos violentos. Lo que sucede es que desde hace algunos pocos años se ha constituido en la normalidad de la sociedad. Por ende, ha dejado de sorprender que un sólo día sean 12 los decesos violentos en el puerto.

Ante esta normalidad, ya nada hace que la gente vaya más de una molestia temporal sobre la situación de inseguridad, salvo que sea un familiar o alguien cercano el afectado.