“El éxito es fácil… pero no es gratis.”

Por: Dr. Ricardo Guillén Memije

 

En una época en la que abundan los gurús del éxito, los consejos en redes sociales y las fórmulas mágicas para “lograrlo todo en poco tiempo”, conviene detenernos un momento y preguntarnos: ¿realmente es difícil alcanzar el éxito? Mi respuesta puede parecer provocadora: el éxito es fácil… si estás dispuesto a hacer lo que se tiene que hacer y pagar el precio correspondiente.

 

Y cuando hablo de éxito, no me refiero únicamente a logros profesionales o grandes fortunas. Hablo también de los anhelos más cotidianos y profundamente humanos de millones de mexicanos: mejorar la salud física, hacer ejercicio, viajar, tener libertad financiera y encontrar una pareja que nos acompañe con amor y respeto.

 

En su libro “Outliers / Fuera de serie”, Malcolm Gladwell desmonta la idea de que el éxito es solo una cuestión de talento. Él nos recuerda que alcanzar grandes metas requiere horas de práctica deliberada, influencia del entorno y sobre todo, una actitud comprometida. Lo que muchos llaman suerte, en realidad es la suma de decisiones valientes y acciones persistentes que otros no ven.

 

Pensemos, por ejemplo, en algo tan deseado como mejorar la salud física. ¿Es difícil dejar el refresco, levantarse antes del amanecer para caminar o elegir una ensalada en lugar de comida procesada? Puede parecerlo. Pero quienes lo hacen, ven resultados. El éxito está ahí: fácil, al alcance, si pagas el precio.

 

Anhelamos lucir una figura envidiable; sabemos que requerimos hacer ejercicio pero lo posponemos por cansancio o falta de tiempo. Sin embargo, basta observar a quienes sí lo logran: no tienen más horas en el día, simplemente decidieron usarlas distinto. Angela Duckworth, en su libro “Grit: El poder de la pasión y la perseverancia”, lo llama pasión sostenida. Y esa fórmula, aunque simple, es la que construye resultados duraderos.

 

Viajar, otro sueño recurrente, parece exclusivo para unos cuantos. Pero hay jóvenes que, con ingresos modestos, ahorran poco a poco lo que otros gastan en caprichos suntuosos y superfluos o salidas de fin de semana solo por encajar y/o pertenecer. Y un año después, están recorriendo México, Ámerica o incluso Europa. El precio: disciplina y constancia. ¿El resultado? Libertad y experiencias inolvidables.

 

Lo mismo sucede con la libertad financiera. A menudo pensamos que ganar más es la solución, cuando en realidad es adquirir educación financiera que nos permita aprender a gastar menos, ahorrar mejor, consumir de forma consciente y aprender a invertir para generar ingresos pasivos eso sí marca la diferencia. Carol Dweck, en “Mindset: la actitud del éxito”, nos recuerda que el crecimiento ocurre cuando estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de pensar. Aplicado al dinero, esto significa que la estabilidad no es un milagro: es un hábito.

 

Y por supuesto, uno de los anhelos más profundos: encontrar una pareja con quien compartir la vida. Queremos relaciones sanas, amor real y madurez emocional, pero ¿cuántos estamos dispuestos a trabajar primero en nosotros? A sanar heridas, aprender a comunicar, a construir antes de exigir. El éxito en el amor, como en todo, también tiene su costo: el compromiso valiente para ser mejores y merecer algo mejor.

 

Ryan Holiday, en “ The Obstacle is the Way / El obstáculo es el camino”; afirma que eso aplica para todo lo anterior. Lo que parece duro o incómodo, es justo lo que abre la puerta al éxito. No hay atajos, pero sí hay caminos claros. No hay fórmulas mágicas, pero sí principios universales.

 

En resumen, el éxito es fácil… para quienes están dispuestos a hacerlo difícil.

No porque sea inalcanzable, sino porque requiere constancia, renuncia, enfoque y acción. El precio no se paga en dinero, se paga en tiempo, en esfuerzo y en decisiones diarias. Pero una vez que decides y lo pagas, los resultados llegan.

 

Hoy más que nunca, en un México que necesita ciudadanos decididos, creativos y comprometidos, es momento de dejar de soñar con vidas ajenas… y comenzar a construir la nuestra. Paso a paso. Con claridad. Y con la convicción de que el éxito sí es posible… y también es justo.