Delfino Campos
Soy maestro de grupo. Me gusta mi trabajo. Me gusta enseñar, pero también me gusta que mis alumnos pongan atención y aprendan. Me gusta ser serio en mi trabajo. Me preocupa la educación y el aprendizaje de mis alumnos y el desarrollo de mi país, Me gusta ser formal y respetar a mis compañeros. No soy altanero ni grosero, vamos, nunca lo he sido con nadie. Me gusta organizarme antes de empezar mi clase. Elegir el tema es primordial en esto de enseñar. Los alumnos también deben saber lo que van a aprender ese día.
Mis clases las empiezo sin postura catedrática, más bien, a mis clases les imprimo confianza. Me gusta aprovechar la “magia” del momento, sobre todo, los primeros minutos de la clase, o sea, cuando todos estamos relajados. Mis clases las empiezo como una plática un tanto informal, de tal manera que mis alumnos no se dan cuanta que ya estamos en clase. Entro al salón tocando el tema como una charla normal de todos los días, así los alumnos se interesan y aprenden.
Soy paciente. Escucho a mis alumnos, a los padres de familia, a mis compañeros. A veces pierdo el piso, pero luego me ubico. Como ya mencioné anteriormente, me gusta ser formal en mis relaciones de persona a persona, aunque, a veces, también le agrego una dosis de bromas y puntadas. Me gusta que mis alumnos pregunten y que tomen en serio sus clases. También me gusta que investiguen. No me gusta darles todo ya preparado. Tienen que ser investigadores. Todos debemos ser investigadores.
No me gusta el desorden en mis clases, pero mis alumnos eso no lo entienden., después de todo son niños, pienso. Vamos, no existe la perfección. Hay días que no son “mi día”, vaya, eso lo entiendo y me auto controlo. No todos los días va a ser “mi día”, eso es obvio.
Soy optimista, siempre lo he sido. Me tengo confianza a mí mismo. Si tengo un alumno problema, tengo la confianza de que va a cambiar. Los padres de familia también tienen que entender eso. Vamos, todo cambia. Nada es para siempre: Ni siquiera los problemas.
Me gusta llevarme bien con mis compañeros de trabajo. De hecho, lo “social” me llevó a ser maestro. Me gusta la gente, es decir, el público y, ser maestro, es parte de eso. También me gusta el periodismo. Creo que ser maestro es parte de la cuestión de la comunicación porque siempre el maestro comunica sus pensamientos y sentimientos.
Las relaciones humanas son parte importante del que hacer docente. Para ser maestro, así lo concibo, hay que sentir la docencia. El maestro, así se ha visto muchas veces, se ha enfrentado a muchos problemas. Vamos, son problemas que tienen que ver con la profesión de enseñante. Los problemas te dan experiencia…de los problemas también aprendemos. Felicidades maestros de todos los niveles…