La Rapiña le podría salir muy cara a Acapulco tras el Huracán Otis

Por Ricardo Guillén Memije

Si sólo nos enfocamos en aspectos económicos y vidas humanas y tomamos como referencia que el Huracán Katrina (2005) de categoría 5 golpeó la costa del Golfo de EE. UU., especialmente Nueva Orleans, causando más de 1,200 muertes y daños económicos por alrededor de $125 mil millones de dólares; y que el Huracán Mitch (1998) ha sido el más mortífero de la historia de la humanidad cobrando casi 20,000 vidas humanas, pareciera que Otis no tuvo un alto costo para Acapulco; sin embargo como dijera Antonio Machado “sólo el necio confunde el valor con el precio”.

Si bien es cierto que tanto Katrina como Mitch representaron invaluables pérdidas; tras el paso del Huracán Otis por el puerto de Acapulco, donde lamentablemente la infraestructura urbana y su población sufrieron infinidad de catastróficos sucesos en sus personas y sus propiedades; sin embargo el daño incalculable lo causó la desconcertante y egoísta conducta con la que algunos de los propios acapulqueños impactaron negativamente la economía de nuestra ciudad destruyendo prácticamente en su totalidad una gran cantidad de negocios incluso aquellos que no tuvieron afectaciones por el huracán sin ponderar las repercusiones que sobre la imagen social de nosotros como acapulqueños se impactaría al abalanzarse cuál marabunta a rapiñar y saquear la gran mayoría de los negocios.

Con estas cuestionables acciones hubo algo de inconmensurable valor que perdimos y quizás no hemos dimensionado lo que en el futuro repercutirá económica, social, política e incluso turísticamente a los acapulqueños; incluso quizás más allá de la fortuna que tendrán que desembolsar los empresarios afectados para reabrir sus negocios o de las incontables fuentes de empleo que se perdieron; tan valioso elemento es precisamente la ?????????.

Anteriormente denostábamos a quienes habían ultrajado el supermercado ubicado en el bulevar de Las Naciones; hoy el saqueo se suscitó a tal grado que pudimos observar como funcionarios y autoridades educativas fueron evidenciados; lideres sociales y empresariales puestos en tela de juicio, estos y aquellos mediante fotos y videos; ahora desconfiamos indiscriminadamente de nuestros paisanos pues vimos a algunos de nuestros propios vecinos sustrayendo frenéticamente más que víveres de centros comerciales, boutiques o incluso agencias automotrices.

Para dimensionar las implicaciones que esto representa para la vida pública, económica y política de Acapulco comencemos por definir confianza.

La confianza social, también llamada disposicional por Kramer (1999), correspondería a la concepción que se tiene sobre cómo es la naturaleza humana: alguien con alta confianza social o generalizada cree, por ejemplo, que la mayoría de las personas tienen buenas intenciones, son respetuosas y honestas.

Por otro lado en sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz de actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. Es decir que la confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y los valores.

Así mismo la confianza colectiva es un concepto central en la dinámica social y económica de las comunidades humanas. Su importancia radica en su capacidad para mantener la cohesión social, fomentar la colaboración y facilitar el funcionamiento eficiente de instituciones y sistemas.

Luego entonces al haber circulado por la web las vergonzantes escenas, la imagen social de los acapulqueños y por consecuencia la confianza en nosotros, es muy probable que se haya afectado en varios ámbitos; verbigracia en el ámbito  político y tomando en cuenta que en la sociedad contemporánea, la confianza colectiva es esencial para enfrentar los desafíos complejos que se presentan, para afrontar la desigualdad, el estancamiento de la productividad, el lento crecimiento y la delincuencia. Comprender sus fundamentos, reconocer sus implicaciones y abordar los desafíos que enfrenta son pasos cruciales para construir sociedades resilientes y sostenibles.

La confianza colectiva no es sólo un elemento abstracto de la vida social, sino un pilar fundamental que sustenta el tejido mismo de nuestras comunidades. De tal manera que los gobiernos, las instituciones educativas y las sociales dependen para su legitimidad en gran medida de la confianza colectiva. La falta de confianza en estas instituciones puede dar lugar a la desafección ciudadana, la disminución de la participación cívica y la inestabilidad social. Por lo que al haberse evidenciado o puesto en duda la honorabilidad de liderazgos políticos, educativos y empresariales difícilmente su preservación y fortalecimiento podrán ser sustentados en la calidad moral de aquellos que se ostentan como comprometidos con el bienestar y la prosperidad de la sociedad.

En el ámbito laboral a partir de ahora los acapulqueños tendremos que sortear las vicisitudes inherentes a la estigmatización derivada de la imagen pública que mostramos al mundo; por lo que difícilmente las empresas nacionales e internacionales nos otorgarán la categoría de trabajador de confianza; incluso si algún oriundo de Acapulco deseara ingresar a las fuerzas armadas o a los cuerpos de seguridad pública del territorio nacional, podría ser tratado con mayor rigurosidad en el llamado examen de control de confianza.

Por otro lado en el ámbito turístico y si consideramos que la confianza del cliente es el resultado de estrategias enfocadas en desarrollar una relación comercial duradera. Cuando una persona confía en tu marca, significa que se siente segura para comprar tus productos y servicios, porque satisface sus necesidades y supera sus expectativas y dado que en la era digital, la confianza colectiva se enfrenta a nuevos desafíos y que la globalización extiende más allá de las fronteras nacionales los ámbitos de comercialización a través de plataformas digitales o páginas web, los interesados en vacacionar en la Perla del Pacífico tras recordar nuestra reprobable conducta, desconfiarán de lo ofertado.

Así mismo en el ámbito económico, la confianza colectiva es un elemento crucial para el desarrollo de mercados. Cuando la confianza se debilita, se observan consecuencias negativas, como la reducción de la inversión y el crecimiento económico. Por lo que muy probablemente quienes en algún determinado momento tengan la intención de efectuar alguna inversión a través de operar una sucursal de alguna franquicia nacional o internacional en nuestro puerto o simplemente iniciar un nuevo negocio, seguramente lo pensarán más de una vez.

La confianza colectiva se construye mediante interacciones sociales y la observación de comportamientos éticos. la confianza colectiva se basa en la creencia compartida de que otros miembros de la sociedad actuarán de manera predecible y conforme a ciertos valores comunes. Y es precisamente aquí donde cobra relevancia la pérdida de la confianza social sobre Acapulco y los acapulqueños, pues ahora es de pensarse que en futuros sucesos catastróficos las pymes serán saqueadas irremediablemente.

Es crucial reflexionar sobre cómo nuestras acciones individuales impactan en el bienestar colectivo. La rapiña no sólo dañó la estructura física y económica de nuestra ciudad, sino que también deterioró la integridad de nuestra comunidad y quién sabe cuánto tiempo o generaciones (ya que algunos tienes casos también fueron involucradas activamente) tardaremos en recuperar el tan preciado valor de la ?????????.

No obstante tratando de encontrar el lado positivo de todo lo ocurrido y poder convertir esta debilidad colectiva en una fortaleza social; sin parecer un iluso idealista y tomando como referente la esencia del libro “El hombre en busca de sentido” (Viktor Frankl) que puntualiza: “En la adversidad, el ser humano puede encontrar significado y propósito, lo que le confiere la fuerza para superar cualquier circunstancia”, y con el firme propósito de transformar la tragedia en un catalizador para construir una mejor comunidad que aspire a ser una sociedad integérrima; debemos señalar que el antivalor: la desconfianza tiene un lado positivo; como ejemplo –y debido a que en México la honestidad pareciera ser un valor muy devaluado– los billetes mexicanos son los más seguros del mundo; incluso, la calidad de impresión de los billetes es tan buena, sus medidas de seguridad tan bien evaluadas y sus diseños tan artísticamente confeccionados que permiten que México maquile papel moneda para otros países centroamericanos. Es decir que la desconfianza nos ha llevado a sofisticar nuestros procesos de producción de papel moneda.

Así mismo y más allá de los costos elevados de fabricación; otro producto basado en la desconfianza que ha permitido a nuestro país colocarse en la cresta mundial de la sofisticación contra la falsificación es nuestra credencial electoral con más de 15 elementos de seguridad que proporcionan mayor certeza en su origen y autenticidad.

Luego entonces aprovechemos esta oportunidad para transformarnos como sociedad; la clave para superar esta crisis está en reconocer nuestra capacidad para cambiar; casualmente “Kiki” crisis en japonés, es la composición de dos ideogramas, el primero corresponde a la palabra “peligro” y el segundo a la palabra “oportunidad”, entonces desde su perspectiva, la crisis es una oportunidad frente a un peligro.

Y aunque parte de la problemática económica-turística causante de la decadencia que nuestro destino turístico ha venido sufriendo por décadas es que hemos desarrollado la cultura de la estafa, al ofertar unos precios y cobrar otros, al sobre dimensionar mercadológicamente  las porciones y tallas de platillos gastronómicos; concretamente de utilizar infinidad de triquiñuelas para dar gato por libre a propios y extraños. Y que todas estás malas prácticas ya habían devaluado la confianza; Otis puede significar un renacer.

En su libro “Option B: Facing Adversity, Building Resilience, and Finding Joy” (Opción B: afrontar la adversidad, desarrollar resiliencia y encontrar la alegría) de Sheryl Sandberg y Adam Grant nos aportan que “Cuando la vida nos presenta la opción B, la resiliencia nos permite encontrar la alegría en la reconstrucción.”
Juntos, podemos reconstruir la confianza y el tejido social que nos une. Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia. Desafiemos las sombras de la rapiña con la luz de la solidaridad.

Iniciemos un proceso donde la honestidad y la integridad se conviertan en pilares fundamentales. Configuremos a partir de (OTIS) un acrónimo positivo:  ??????????? ?? ????????????ó? ? ????????ó? ??????, donde:

La ‘?’ nos recuerda que en la adversidad encontramos oportunidades únicas. La oportunidad nos invita a reconstruir no solo edificios, sino también nuestra comunidad, mejores valores. La ‘?’ puede simbolizar la Transformación personal y colectiva que surge al enfrentar los desafíos con valentía. La transformación nos lleva a replantear nuestras prioridades y a adoptar enfoques más sostenibles. La ‘?’ podría representar la innovación, la chispa creativa que enciende soluciones novedosas. La ‘?’ nos podría conectar como sociedad, recordándonos que un impacto positivo es el faro de nuestra travesía. Por tanto la Innovación Social se convierte en nuestra aliada, impulsándonos a pensar creativamente, a buscar soluciones innovadoras y a construir un tejido social más fuerte y de sólidos valores y principios.

Es decir como en los ejemplos de la confección de papel moneda o credenciales electorales hagamos que la presuposición de la desconfianza sea el eje rector de toda nuestras acciones; y jamás confiemos en que nuestros esfuerzos serán suficientes para alcanzar los estándares de calidad en los productos y servicios que Acapulco ofrece al mundo; busquemos la perfección a través de la meticulosidad de los detalles de distinción generando una anfitrionía incomparable para quienes nos visiten; y que cuando alguien más les hable de este Acapulco renovado, desconfíen en qué nos hemos reivindicado; sorprendamos al mundo no sólo con un Acapulco reconstruido sino con acapulqueños reconstituidos.

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